Han reposado un año en la oscuridad, atrapadas entre papeles, tras ser recogidas del suelo del parque Riverside de Nueva York. Han vuelto a la luz, me han acompañado un tiempo y han encontrado un sitio. Vuelven a colgar, unidas a un tejido donde cómo te llamas no importa. Ahora forman parte de un nuevo árbol, tejido y bordado con mis manos. El árbol de la diversidad.
Capa sobre capa, voy formando la corteza que descubrirá lo que guarda en su interior, la vida.
Hay encuentros, uniones… El camino que siguieron al caer de su árbol.
Huellas…
Las hojas se desprenden
despedidas inevitables
en el otoño.
En movimiento, al son de un vals de Lorca:
[lang_es]100% Hecho a mano con cariño en Mallorca[/lang_es]
[lang_en]100% Handmade with love in Mallorca[/lang_en]
La hoja de arce que recogí del suelo en el parque Riverside de Nueva York era de un color amarillo intenso. Esperé un año y vi su transformación.
Ahora, de un color marrón tostado, se ha vuelto más frágil. Encierra recuerdos del paso del tiempo suspendida en el aire, observando a los visitantes del parque. Me habla de la unión que tenía a su árbol. La separación era inevitable, el otoño había llegado.
He bordado esos recuerdos, unos primaverales, otros de verano… He suturado dolorosamente las grietas del abandono, ahora cicatrices. Y recordando el color dorado de su despedida, la he anudado a un hilo, para siempre. Conectada.
Y he bordado las palabras susurradas al encontrarla de nuevo.
[lang_es]100% Hecho a mano con cariño en Mallorca[/lang_es]
[lang_en]100% Handmade with love in Mallorca[/lang_en]