Truman Capote me había dejado un regusto amargo al ser incapaz de terminar de leer “A sangre fría”. Pero me encantaron sus “Retratos” de Marlon Brando, Marilyn Monroe y Tenessee Williams. Al ver la bonita edición ilustrada de “Desayuno en Tiffany’s”, volví a pensar en Capote y me lancé a su lectura.
El hecho de haber visto la película “Desayuno con diamantes” varias veces hace que vuelvas a sus fotogramas inevitablemente, cuesta separarte de su recuerdo. Como ver a Audrey Hepburn tejiendo un jersey infinito con dos agujas. Cosa que no ocurre nunca en el libro de Capote. No es Holly quien teje, sino Mag. Hay diferencias libro-película muy interesantes.
La lectura ha sido una grata sorpresa. Me ha gustado como está escrito y la historia gana con creces a la manipulada de la película. Y además he disfrutado con las bellas ilustraciones de Karen Klassen, que nos regala algún detalle ganchillero.
Aunque por ahora no retomaré la lectura de “A sangre fría”, me he reconciliado con Capote.